martes, 2 de septiembre de 2014

Las pequeñas violencias de la no-violencia

Uno de los aspectos que he aprendido a dominar de a pocos en el último par de años es eso que llaman “tolerancia a la opinión diferente a la propia”. Al fin y al cabo, toda disputa ideológica la ganan los argumentos, y la persona más sensata del mundo tampoco es propietaria de la verdad absoluta de las cosas. Sin embargo, no deja de causarme curiosidad los argumentos violentos que se usan para defender causas no violentas. Aclaro de antemano que esto NO ES una generalización.

Si usted es usuario frecuente de Twitter, y sigue a uno que otro pseudo “líder de opinión” tuitera, entenderá mejor de lo que le hablaré, por la sencilla razón de que Twitter es un verdadero zoológico de opiniones con un nivel de censura relativamente bajo. Es en Twitter donde he visto a defensores del proceso de paz que estigmatizan de entrada a quien no está enteramente de acuerdo con ellos bajo el título de uribista. Esa posición muy conocida en Colombia de que si no se está con la paz, se está con la guerra. Es en Twitter donde he visto cuentas oficiales de movimientos aparentemente internacionales dedicadas al veganismo en las que hasta un vegetariano es poco menos que un asesino. Es más, en Twitter he visto posiciones feministas tan intransigentes en las que hasta tener el cabello largo es promocionar el estereotipo de mujer débil. Y eso que no he mencionado a algunos grupos cristianos.

Esta corta reflexión viene a sólo una cosa, y es que toda opinión debe ser coherente con la acción que promueve. No tiene mucho sentido defender una causa no violenta por medio de lenguaje provocador o soez. Mucho menos sentido tiene crear brechas discriminatorias alrededor de las causas no violentas. A lo mejor, abandonar la posición del ”yo gano, tu pierdes” es un primer buen paso para la construcción de paz.