domingo, 25 de mayo de 2014

La primera vuelta

Portar una manilla verde, antes de primera vuelta, era más un simbolismo de que estoy cansada de la situación de Colombia: de la pobreza, de la corrupción, de la injusticia, de la inseguridad, de la violencia, del desempleo, de la falta de oportunidades, y de no llamar las cosas por su nombre y esconderlas bajo el mantra de la seguridad democrática. Sabía que, votar por Mockus, más que por estar convencida de sus ideales y de sus métodos, era un signo de repudio todo lo anterior. Sin embargo, y ante la disyuntiva de la propuesta de otro candidato mientras contemplaba el tarjetón, me dejé arrastrar por la ola.

Los resultados de la primera vuelta, ya los sabemos todos. Y me deja muchas preguntas: ¿Cómo es posible que participemos de la política? ¿Es que nos gusta la tortura de saber que estamos siendo engañados y que a nadie pareciera importarle?
(…)

Amanecerá dentro de 4 años y veremos.


Esto lo publiqué en mi Facebook hace 4 años, quien quiera puede buscarlo.

Y cuatro años después les digo algo. Aquí nunca ha mandado Santos. Aquí no va mandar Zuluaga. Acá manda Alvaro Uribe Vélez, tinto en mano. Mandó por ocho años, subió a Santos hace cuatro, y hoy tiene parcialmente montado a su candidato Zuluaga, y una buena parte del Congreso. Fin de la historia. Así es, gústele a quien le guste.

El país de la violencia y la corrupción perpetua.

El país del silencio sangriento con un avergonzante 60% de abstención.

El país al que le mienten en la cara y le importa un bledo.

El país de los montajes y la mermelada.

Este país es una gastritis que ya no vale la pena sufrir.

Adrianella.

domingo, 11 de mayo de 2014

Carta a la posible madre que seré

Hola Adriana:

Antes de que leas lo que tengo por decirte, quiero que pienses y recuerdes en todos los momentos que has compartido con tu madre. Seguramente la mente se te quede corta de recordar todos y cada uno de los flashback que pueden estar llegando a tu mente. Conoces bien esos flashback, es posible que sean los mismos que tengo ahora mismo, en el momento en que escribo esta carta. De chica, de adolescente, de joven adulta; en los momentos alegres y en los no tan alegres. Tenlos ahí guardados, que luego te los volveré a nombrar.

Adriana, te conozco. Piensas mucho en cómo convertir el mundo en un lugar mejor, es casi que uno de tus temas de conversación favoritos, y una de tus principales angustias es que el mundo sea muy diferente a lo que consideras “un mundo en el cual vivir”. Dentro de ese arsenal de preguntas sin responder que existen en tu mente Adri,  ¿has pensado en el tipo de madre que quieres ser? ¿cómo te gustaría que te vieran tus hijos?
Yo sé que tú piensas que la maternidad es el trabajo más desagradecido que existe. Piensas que los niños sólo son lindos cuando están chiquitos, pero que cuando elaboran su propio criterio y salen al mundo en su edad adolescente, su mundo rebelde construido en la cabeza hace que sean las personas más groseras y odiosas del mundo tanto con padre como madre. ¿Y después? Tu madre pasa a ser esa persona de consejos sabios en momentos malos, y palabrería inocua en los momentos en que todo sale bien. Si lo ves así, claro que es un trabajo desagradecido. Te lo digo con todo el cariño del mundo Adriana: fuiste, y eres, ese tipo de hija. Y lo que no quieres es que tus hijos te vean así. Cuidado que no te estoy diciendo que el cariño a tu madre no sea casi supremo. Pero una cosa no necesariamente implica la otra.

Quizás hayas pensado más en el mundo que quieres para tus hijos, que en tipo de madre que quieres ser para ellos. Quieres un mundo en que tus hijos se puedan educar y se garanticen sus libertades. Pero te digo una cosa, y es que la madre es el mundo entero de un hijo. ¿De qué le sirve a un niño el mundo más perfecto posible, si no le diste lo mejor de su amor durante tu rol de madre? Tu no quieres que tus hijos que se sientan abandonados, solos, melancólicos, no queridos ni mucho menos incapaces. Tú deseas para ellos una infancia tranquila y feliz, sin sobresaltos. Deseas ser ese tipo de madre de la cual sus hijos se alegren al verla llegar.

Y Adri, ¿sabes cómo ser ese tipo de madre? Claro que no. Tu eres de las que piensa que la maternidad es un “learning by doing”, una improvisación, que nadie realmente te prepara para ser madre pero que te dan un pequeño lapso de nueve meses para que aprendas rápido y te hagas a la idea de que el rol es por el resto de tu vida, barriga mediante. Dominas perfectamente la razón, pero la condición humana de la maternidad es otro mundo para ti, que no incluye razón.

Así las cosas, tu piensas que ser madre es desagradecido y que también es un oficio que se aprende sobre la marcha. Pues súmale algo a eso: deben lidiar con sus propias vidas, además. Para ti, ese conjunto de tres cosas te parece completamente de locos.

Y por eso mismo, la maternidad te parece un trabajo tan admirable.

Piensa Adriana que tu mamá aceptó ser madre tuya la cuarta vez que le dijeron que sería madre. ¿Te imaginas aceptar todo eso, incondicionalmente, cuatro veces? No le importó que fuera un trabajo desagradecido, ni que tuviera que aprender por cuarta vez sobre la marcha, ni tener que lidiar con su propia vida, que ya incluía tres hijos más. Para quitársele el sombrero.

Te invito a que regreses a las imágenes del comienzo, a los flashback. No te diré nada al respecto, pero de nuevo te dejaré la pregunta:


¿Qué tipo de madre quieres ser?

Adrianella

domingo, 4 de mayo de 2014

Colombia y el país que ama compararse

Máteme a todos los de las FARC, a los paramilitares, los curas,
los narcos y los políticos, y el mal sigue: quedan los colombianos.
@FVallejoQuotes

Hace exactamente una semana, un amigo me dejó vía Facebook el link a un video, y ni corta ni perezosa, lo vi al instante. Sin embargo, pensé tantas cosas al mismo tiempo a medida que lo veía, que preferí dejar decantar toda la información y mis opiniones hasta el día de hoy, en que me dedicaré a dar respuesta al “¿Qué piensas de esto? “ que estaba adjunto al lado del link.     

El video se titula “¿Por qué los colombianos somos pobres?”, y resume la discusión del por qué en Colombia, siendo un país tan rico en recursos naturales, hay gente tan pobre al lado de Japón y Suiza, que no tienen recursos naturales. La discusión de por sí no es novedosa. Pero el argumento subyacente en el video es que la razón para la existencia de tanta pobreza en el país, es la mentalidad de país pobre de cada colombiano: de que necesitamos que nos ayuden, y entre más lastimeros y necesitados nos veamos, mejor. Del amor al dinero de corto plazo a costa de lo que sea, incluso de la vida del otro. De la falta de confianza entre colombianos y del preferir la desgracia ajena al triunfo propio. De que las cosas sean más importantes que las personas. De que el Gobierno o a la guerrilla son los culpables de todo lo que pasa. Entre otras razones. Y hasta ahí estoy de acuerdo.

Es cierto que vivimos en un mundo globalizado. Pero con lo que no estoy de acuerdo es con esa manía que tenemos los colombianos a siempre compararnos con cuanto referente extranjero no latinoamericano exista e idolatrarlo al límite, en lo que concierne al mundo político y económico. Pero sobre todo, no estoy de acuerdo con ese deseo de imitación subyacente a la comparación. Que los japoneses y suizos sí son, y el colombiano no es, por tanto debemos imitar a japoneses y suizos en lo uno y lo otro, a ver si algún día somos como ellos. Igualito pasa con Estados Unidos.

En lo personal, considero que muchas cosas no funcionan bien en Colombia: desde la mentalidad de pobres ya mencionada, hasta la enorme ineficiencia del Estado colombiano como administrador del país. Pero si bien es fácil criticar, también es igualmente fácil imitar. Considero que lo fundamental a tomar en cuenta es que el legado histórico de japoneses, suizos y colombianos es radicalmente diferente entre sí, y que de ese legado histórico es que proviene todo el andamiaje institucional en cada uno de los países. No es que japoneses y suizos hayan decidido ser así, es que así es su cultura. Los colombianos tampoco decidimos ser así, así es nuestra cultura. Y qué le vamos a hacer, aquí nacimos. Una opción es negar la patria, la otra opción es asumirla. Me niego a creer en la existencia de sociedades perfectas.

Frente a este tema, siempre he tenido una pregunta: ¿Es muy difícil desarrollar un modelo propio colombiano, con todo su legado cultural e idiosincrasia incluida, y lograr como resultado una sociedad más equitativa y justa? ¿Sin necesidad de recurrir a la imitación de modelos extranjeros? ¿O tan fregados estamos como sociedad colombiana?

Adrianella.

Dejo aquí el link al video: